Nuestra amiga Macarena Rojas, nos comparte una linda carta , que resume los sentimientos que en más de una ocasión hemos vivido cuando nuestros pequeños enferman, espero que les guste.
Querido hijo:
Espero que te recuperes pronto, no sabes cuánto deseo verte saltando por la cama y riendo de felicidad, porque tanto tú como yo sufrimos por esas horas de fiebre, nariz tapada, llantos desconsolados porque te duele la guatita o esas pintas rojas por todo tu cuerpo que aparecieron de repente. Deseo de todo corazón verte sano, porque me preocupo enormemente al ver como tu ánimo va decayendo minuto a minuto, que ya no te ríes, no quieres ver tus dibujos animados favoritos o salir a jugar al patio.
Trato de protegerte todo el tiempo, por eso te pongo abrigo, bufanda, gorro, una manta y la ropa de polar, para que el frío no invada tu cuerpecito. Se que te encanta ir al jardín o a los juegos del centro comercial, pero me aterra que puedas contagiarte con algún amiguito enfermo. Todo esto pasa por mi cabeza y no siempre te lo digo, porque quiero que no te preocupes por estas cosas.
Cuando recién inician los síntomas, tengo el impulso inmediato de correr a la urgencia contigo, luego respiro hondo y pienso que debemos observarte y ver todas las señales que emite tu cuerpo. Decido llamar al doctor ¿será preferible llevarlo a un centro médico o a la urgencia? Siempre pienso en lo que es mejor para ti, pero estoy aterrada, no quiero que nada malo te pase, ni que te contagies algo más complejo en la urgencia.
Cuando te revisa el doctor y decide que es preferible hacer exámenes de todo tipo, pienso: “otra vez no”. Recuerdo alguna oportunidad en que estuviste con fiebre terrible y lo único que querías era estar pegado a mí. Fue imposible no llorar contigo cuando no querías tomarte la radiografía o que te tomarán muestras de la nariz y lloraras desconsolado por eso. Porque cuando tu estas mal, yo también.
Los días de enfermedad se hacen eternos, lo único que espero es que tengas tus momentos de descanso y sueño en tranquilidad, porque también descanso ahí, pero no de la forma en que imaginas de estar acostada en la cama, no. Es un descansar mental, porque cuando duermes en paz, es porque no tienes dolor o molestia y eso hace que mi mente y corazón se tranquilicen.
A medida que pasan los días y los síntomas van desapareciendo, mentalmente voy marcando mi lista y poniendo un ticket delante de cada malestar. También salto de felicidad y le cuento a tus abuelos y tíos que ya no tienes fiebre o que las pintas rojas desaparecieron. Por eso cuando te levantas de la cama sintiéndote mejor y con hambre, corro a prepararte una comida rica y nutritiva.
Me prometo a mí misma que nunca más te dejaré salir de casa sin la chaqueta o dejando cosas a tu alcance que te puedas echar a la boca y que te alguna infección. Juro estar más pendiente de lavar 3 veces las frutas que comes o esterilizar cada día las mamaderas y chupetes. Pero, por sobre todo, doy gracias porque te estas recuperando y espero que nunca más pases por esto.
Cuando ya han pasado días y dejo de revisar tu temperatura cada hora, bajar el volumen de la tele para escuchar claramente cuando toces o preguntarte si te duele algo, es cuando empiezo a relajar mis músculos, me duele el cuerpo, quiero dormir una semana y me siento fatal anímicamente. Luego miro esa carita sonriente y olvido todo lo mal que lo hemos pasamos.
Como madre, siempre estoy sometida a las críticas del resto y cada vez que alguien dice que estas así porque no te abrigue lo suficiente o te lleve a algún lugar concurrido a pasear, me siento mal, porque siempre quiero tu felicidad y que experimentes todo lo posible. Sabes que mami no es perfecta, pero que siempre hará lo que crea que es mejor para ti. También comprendo que tienes que pasar por estos momentos, pero desearía que estuvieras todo el tiempo sano y que nada te afectara. No podemos vivir en una burbuja, así no es el mundo real, pero haré todo a mi alcanza para cuidarte siempre. Mi consuelo es que con cada enfermedad que enfrentas vas superando un obstáculo en el camino, adquieres defensas y que todo lo terrible pasará, siempre espero esto, que pase y que no se convierta en grave.
Espero estar haciendo un buen trabajo cuidándote, si llegaras a enfermar nuevamente te regalonearé lo más posible, te cocinaré comida rica y buscaré un montón de juegos para entretenernos, te abrazaré y besaré cada vez que lo necesites, porque mami te ama ahora y para toda la vida.
Cariños, Mamá.
Escrito por, Maca Rojas, docente universitaria. Mamá primeriza y aprendiz de este nuevo rol. Su nuevo mundo lo integran la pequeña Maite, su amado Marco, hijos perrunos y una eriza de tierra arisca. Inquieta, habladora y entusiasta. Colaboradora en el Blog Mamá Educadora.com
Es maravillosa la Maca!!!
La conocí en especiales circunstancias…y es de esas personas que eliges que se queden en tu vida…afortunada de conocerte mi querida Maquita.
Me gustaMe gusta
Es nuestra fiel colaboradora, es un amor y estoy feliz de que comparta sus palabras en este espacio!
❤
Me gustaMe gusta